Y estamos de vuelta tras estar viajando en Ecuador, a pesar de haber estado un poco enfermos unos días.
El mejor remedio para este y muchos males más fué estar viajando en Ecuador disfrutando de los placeres de la vida.
Tenemos tantas aventuras para contarte así pues esta entrada es un poco larga, por lo que tómate tu tiempo, relájate y disfruta con nuestras aventuras.
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Pudimos hacer caminatas bonitas, además de conocer lugares bellos. Y si a todo esto le podemos añadir, conocer a una parte de la familia, después de tantos años, que más podríamos pedirle a la vida.
De esta manera comenzamos nuestro periplo desde la ciudad de Quito, siguiendo la carretera hacia Baeza.
Como no extasiarnos ante la belleza espectacular del paisaje que nos rodea, pasamos de los 2700mts sobre el nivel del mar hasta alcanzar cotas por encima de los 4000mts.
Y simplemente es contemplar boquiabiertos la grandeza en todo su esplendor, la cordillera de los Andes majestuosa para nosotros.
De esta manera, viajando en Ecuador, cruzamos el Parque Nacional Napo-Sangay, no hay palabras para describir su belleza.
Cuanta soledad nos rodea, nuestra carretera serpentea en medio de esta maravilla de la naturaleza, pensamos si acaso podríamos ver algún animal salvaje pero no, no es posible.
Las bestias nos dicen que salen a cazar o a comer en la noche, para otra oportunidad será.
Como no era de esperar comenzamos a notar la presión en nuestras cabecitas y por supuesto el mal de altura, que locura en un espacio tan corto de tiempo.
Son kilómetros y kilómetros de sinuosas curvas y subiendo más y más. En el momento menos esperado comienza nuestro descenso y con ello cambio de vegetación de páramo dando paso a vegetación más exuberante.
Y la Amazonía nos abre las puertas al paraíso.
Y seguimos viajando en Ecuador tras cuatro horas llegamos a Tena, donde por primera vez probamos los maitos de tilapia (pescado de la Amazonía).
Este plato típico de la Amazonía lo preparan ya sea de pescado o pollo. Y lo cocinan al carbón envueltos en hojas de bijao, un verdadero manjar acompañado con agua de guayusa (hierba medicinal de la amazonia).
De la misma manera probamos los pinchos de chontacuro (gusanos que crecen en los árboles de bambú) están buenos eso sí tienen un sabor peculiar.
Y de esta manera, con las pilas cargadas continuamos nuestro viaje, sintiendo el calor y por supuesto la humedad, hacia nuestro destino final, Santa Clara.
Es para nosotros y nuestros sentidos una explosión, una vibración de tantos colores, tanta vegetación. En la distancia miramos un infinito dosel verde, salvaguardado por la majestuosa cordillera en el fondo.
Simplemente hay que mirar y sentir los olores, así como el canto de las aves escondidas a nuestros paso o también en la lejanía podemos divisar bandadas de loros dedicándonos sus melodías estridentes.
Qué más podemos añadir, el clima es una locura llueve, aparece el sol, vuelve a llover y vuelve a salir el astro rey.
Esto es una locura para nuestro cuerpo. Calor y humedad o tras la lluvia frio y de esta manera se perpetua el círculo.
Y es el momento de conocer a la familia después de tanto tiempo, que sensación tan buena, sentirnos queridos, ser parte de su familia.
Son gratos momentos con la familia a la vez que nos llevan a conocer lugares con encanto poco frecuentados por la gente.
Si en tu viaje te encuentras en esta zona, una visita casi obligada es Puerto Misahualli, conocido como el pueblo de los monos.
Puerto Misahualli nos da la bienvenida.
A pesar de haber reducido su número drásticamente, se puede ver una colonia de monos capuchinos haciendo de las suyas.
Aquí todo lo que la gente te pueda contar de las hazañas de los monos es verdad, estos monos son muy muy traviesos y atrevidos, no sabes cuándo te la van a liar parda.
Como les ocurrió a dos chicas en un breve lapso de tiempo, simplemente hay que pararse y mirar todo lo que ocurre a tu alrededor.
Otra actividad que se puede realizar es visitar las comunas indígenas y contratar una barca para surcar las aguas del gran río Napo.
Cabe mencionar todo está preparado para el turista, a nosotros nos gustó mucho la visita a la comunidad de César Andi.
Quien fue nuestro guía y nos introdujo en el fascinante mundo de las plantas medicinales, así como nos mostró unos cuantos insectos, a pesar de su pequeño tamaño pueden llegar a causar serios problemas a quien le pique.
También pudimos asistir a una demostración de elaboración artesanal del chocolate, es para nosotros un mundo nuevo.
Y de esta manera pasamos el día entre comunidad y comunidad.
Desde este momento y en adelante pasamos los días en casa de nuestros primos y no podemos más que darles las gracias por la atención que nos brindaron y la paciencia ya que fueron varios días.
Con tanta lluvia los ríos están caudalosos, aprovechamos las mañanas, caminamos un poco es fantástico, tener la bruma sobre nuestras cabezas bañándonos con su rocío.
De esta manera continuamos viajando en Ecuador
Y damos por finalizado nuestro viaje en tierras amazónicas.
Llevamos con nosotros y en nuestros corazones el aroma de cada una de las plantas, así como cada sonido de aves e insectos, el rumor del agua embravecida en los ríos.
Gracias querida familia por darnos tanto en tan poco tiempo para nosotros fue un bálsamo, no importa cuán enfermos pasamos, siempre estuvisteis con nosotros.
Todos nuestros planes trazados sufren grandes cambios por lo que seguimos viajando en Ecuador, eso sí en Quito ya que aún no estamos bien.
Y para nuestra próxima entrada comentaremos nuestro paso por la capital de los ecuatorianos. Así que no te lo pierdas y de momento compartimos contigo fotografías del viaje.
Y si no conoces nuestro trabajo fotográfico, puedes mirar AQUÍ todos nuestros momentos especiales, porque la vida son instantes especiales.